Dos señoras distinguidas, elegantes y bien vestidas, estaban andando por la calle comentando las notas de la Red Globo, y decían:
“… esa iglesia es una cueva de ladrones, de bandidos, ese obispo Macedo es el peor de los seres de esta tierra, manipulador, ladrón y exprimidor de pobres”.
Un muchacho pasó junto a estas dos señoras, escuchó al pasar la conversación, les pidió permiso y dijo:
“Señoras, les pido permiso. Les voy a decir una cosa: ustedes tienen que agradecerle a la Iglesia Universal y al obispo Macedo, de quienes ustedes hablan tan mal”.
Las mujeres, indignadas, respondieron: “¿Agradecer a la Iglesia Universal y al obispo Macedo? Qué locura, ¿por qué haríamos eso?”
El muchacho respondió: “Yo, hace unos 5 años, estaba en este lugar, a esta hora, al acecho, observando a los peatones, y mis víctimas preferidas eran mujeres como ustedes, elegantes y distraídas. Si yo las encontraba hace 5 años en este mismo lugar y hora, con seguridad ustedes no tendrían más sus bolsos, relojes, pulseras, aros, teléfonos celulares, billeteras, tarjetas de crédito y dinero, porque yo les iba a robar, pero, como hoy soy un Hombre de Dios no voy a hacer eso; me convertí en un hombre de Dios en la Iglesia Universal, iglesia fundada por el Señor Jesucristo a través del obispo Macedo, por eso, les digo que si hoy ustedes van a casa con todas sus pertenencias, es gracias a la Iglesia Universal y al obispo Macedo”.
Esas señoras se retiraron perplejas.
Es así, muchos de los que hablan tan mal del obispo y de la iglesia, ni tienen idea del bien que ellos hicieron en sus vidas.
De una forma o de otra, muchos de estos que hablan tan mal ya fueron y son beneficiados por el trabajo de la Iglesia y del obispo.
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